



La calma tras la tormenta: lecciones aprendidas y apostar por la resiliencia
Las comunidades hondureñas atendidas por ASB, CDH y ADH están formándose y aprendiendo más sobre el impacto del cambio climático para estar mejor preparados para eventos climatológicos extremos.
Leivi Vargas, productor agrícola originario de Concepción de María, Honduras, recuerda bien aquella escena: tubería destrozada por la corriente de lodo y piedras; su familia sin agua potable para consumir por más de una semana y su cosecha de maíz anegada, perdida por completo. Aquella escena daba tristeza, cuenta el agricultor. .
Fue en noviembre de 2024, la Tormenta Sara terminaba de salir del territorio hondureño.
El informe del Contingente Permanente de Contingencias de Honduras detalla que la tormenta dejó 65,995 familias afectadas, 23,559 damnificadas y 4,085 albergadas.
Sara afectó principalmente los cultivos de frijol, maíz, bananos y vegetales varios, que proveen la alimentación de la mayoría de estas familias. También sufrieron daños sus viviendas y otros medios de subsistencia como viveros y corrales.
Al conocer la emergencia, ASB América Latina, junto a su socio local, el Centro de Desarrollo Humano (CDH), solicitaron ayuda humanitaria para recuperación a Aktion Deutschland Hilft (ADH), instancia que agrupa a organizaciones humanitarias alemanas como ASB.
510 familias de cuatro comunidades de Concepción de María y El Triunfo, Honduras, recibieron paquetes alimenticios, insumos agrícolas y materiales y accesorios para rehabilitar siete sistemas de agua potable.
De la recuperación a la acción
Nueve meses después, las comunidades de Concepción de María recuperaron sus cultivos. La normalidad regresó y trajo consigo aprendizajes que los habitantes de este municipio propenso a los fenómenos extremos provocados por el cambio climático.
Tras el paso de Sara, los productores evaluaron daños, se organizaron para gestionar apoyo y recuperar sus cultivos y obras de agua potable.
“Necesitábamos reactivarnos rápido, necesitábamos ayuda económica, semillas, equipos y repuestos para reparar tubería, tanques de almacenamiento, sistemas de riego. Toda la comunidad se dispuso a levantar datos y resolver el problema”, comenta Leivi.
José de la Cruz Medina, miembro de la junta directiva de un banco de semillas, explica que a él y otros comunitarios decidieron interesarse más por el cambio climático y sus efectos.
En ese sentido, no es que la tormenta los haya tomado por sorpresa.
El proyecto Seguridad Alimentaria para las poblaciones afectadas por el Cambio Climático en América Central (Segunda fase), que implementa ASB América Latina en Honduras con el apoyo de su socio local Centro de Desarrollo Humanos (CDH), provee información agroclimática para 150 familias para que optimicen sus siembras según las recomendaciones compartidas.
Sin embargo, más familias han expresado interés en recibir más información y conocimientos sobre el impacto del cambio climático.
“Nos estamos capacitando sobre el tema del cambio climático, preguntando a las autoridades, hay familias interesadas en recibir esta información, para entender cuándo lloverá, cuánto lloverá y cómo planificar los cultivos en función de las lluvias y las altas temperaturas”, menciona José de la Cruz.
Tanto José como Leivi comparten una reflexión final que los demás comunitarios comparten: una comunidad unida puede hacerle frente al cambio climático: “Si nos ordenamos, nos apoyamos, seguimos de la mano, seremos resilientes”, dicen.