“Quiero ir a Canadá, pero a pasear. Nada más”
Pedro Cortez Morales, emprendedor salvadoreño y propietario de Muebles San Judas Tadeo, cuenta el origen de su pequeño negocio y cómo le ha apoyado el proyecto SOL.
El impacto de la pandemia de covid 19, la necesidad de mejorar sus ingresos y construir un mejor futuro para su hija, fueron los motivos que llevaron a emprender a Pedro Cortez Morales. Este docente de inglés, de 35 años y oriundo del municipio de Candelaria de la Frontera, en El Salvador, pensó: “¿Qué puedo hacer con mis manos?”. La respuesta llegó con la solicitud de ayudar a armar un mueble de melamina para una cocina.
La satisfacción de este primer cliente lo motivó a incursionar en una mueblería. Pausó la idea para atender la recuperación de una importante cirugía, pero el tiempo que le sobraba lo dedicó a ver vídeo tutoriales sobre armado de muebles, que luego complementó con un curso técnico. Creatividad, paciencia, ensayo y error; y el capital semilla del proyecto Sembrando Oportunidades Locales (SOL), contribuyeron a la creación y desarrollo de Mueblería San Judas Tadeo.
La entrega de capital semilla, acompañamiento técnico e incubación de los emprendimientos, forman parte del proyecto Sembrando Oportunidades Locales (SOL), financiado por el Ministerio de Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ) de Alemania, a través de Arbeiter Samariter Bund (ASB); e implementado por Ayuda en Acción en El Salvador, Guatemala y Honduras, junto al Instituto Salvadoreño del Migrante (INSAMI); Pastoral de Movilidad Humana de Guatemala y el Organismo Cristiano para el Desarrollo Integral de Honduras (OCDIH).
Pedro relata que comenzó con algunas herramientas viejas, anunciando sus servicios en redes sociales y publicando sobre trabajos entregados. Las recomendaciones de clientes atrajeron más clientes pero también trabajos más complejos y exigentes.
“Un arquitecto me recomendó con otro cliente, quedó satisfecho con el trabajo que le hicimos, esta recomendación en particular me gustó mucho, porque hablamos de un profesional que sabe y que valoró mis servicios”, destacó.
El capital semilla que recibió del proyecto SOL, consistió en 4,500 dólares que Pedro invirtió en equipos nuevos como sierras de mesa, compresores, soldadores, taladros inalámbricos y una sierra circular. También aprovechó para organizar el taller de mejor forma para optimizar el espacio y contrató a dos jóvenes.
“Para mí, armar muebles me recuerda a mi niñez, cuando jugaba armando objetos de piezas de legos. Me despierta mi creatividad, realmente lo disfruto”, comenta.
Pedro dejó la docencia y está dedicado a tiempo completo al pequeño negocio. Este beneficiario mejoró sus ingresos en la medida que creció el negocio; pasó de ganar 160 dólares mensuales, a facturar 2,000 dólares netos al mes. Con el proyecto ha recibido asistencia técnica en contabilidad básica, lo que ha servido para mejorar la estructura de costos y fijar de mejor forma el valor de los servicios.
Nuestro beneficiario comenta que en medio de la pandemia y con un futuro incierto, valoró la idea de migrar a Canadá. Un tío de Isabel Sandoval, su esposa, estaba asesorando a la pareja. Con el crecimiento del negocio, migrar ya no es una opción para Pedro y su familia.
“Cumplíamos con los requisitos para migrar hacia Canadá, pero sabíamos que aún hacerlo de manera legal, es difícil dejar todo atrás y desarraigarse. Ahora ya no es una opción; quiero ir a Canadá, pero a pasera, conocer; y de regreso. Nada más”.
En el mediano plazo, Pedro vislumbra a su emprendimiento incursionando en el negocio de muebles con granito y porcelanato incrustado; y desarrollando nuevos diseños. Su esposa se integrará a tiempo completo en seis meses, con dos cabezas liderando la mueblería, más ideas para diversificar surgirán; y quien sabe, hasta un viaje familiar a Canadá es posible.